Muralismo
1981-2008 Veinticinco
murales
Los primeros pasos sobre mi
pasión por lo murales tuvieron lugar en 1981
en la Academia Real de Artes Visuales en La Haya.
En esos tiempos estaba prohibido poner algo lleno de color en las paredes
de los edificios.
La prohibición terminó siendo una provocación para la
pintura espontánea y nocturna de murales.
Así fue como Kris Spinhoven, Bart Boon, Roeland Zijlstra y yo misma
terminamos en la cárcel.
Sin embargo, después de ser suspendidos de la Academia durante tres
semanas, se nos invitó
a regresar y a preparar un bosquejo para un nuevo mural, que finalmente concretamos.
Lo que distingue a un mural es que forma parte de la propiedad común
en un lugar determinado.
Un cuadro puede ser colgado por un amante
del arte en el salón de su casa mientras que un mural puede ser visto
por todos.
Yo siempre comienzo preparando un croquis de un nuevo mural en una hoja de
papel tamaño A4,
desde esa hoja en A4 paso de una sola vez directamente a las líneas
del dibujo en la pared del edificio,
como el 'Vrankrijk' en Amsterdam con su pared de 10 por 20 metros.
Eso requiere un gran esfuerzo de concentración para transferir una
imagen a una pared tan grande,
y mantener la atención constante sobre todas las proporciones.
Es maravilloso trabajar en tan grande escala y en eso reside mi fuerza.
Un mural es más que
una simple imagen porque interactúa con el espacio que lo rodea.
Para mí el desafío consiste en decidir que colores,
formas y símbolos deberán ser utilizados para aprovechar todas
las ventajas que ofrece el lugar,
su ubicación y su relación con sus alrededores y la comunidad.
Las reacciones que han provocado mis obras de arte en los últimos años
me han reafirmado más aún sobre la importancia y el efecto del
uso de la luz,
el color y las formas en el entorno urbano.
Los habitantes de los pisos opuestos a "Las serpientes del Arco Iris"
me comentaron con entusiasmo
que sus propios pisos resultaron más iluminados por los reflejos
de los colores utilizados en mi obra.
En el crèche 'The Criket' fue como si de pronto la gente pudo ver el
crèche
que había sido previamente tragado por el enorme espacio de aparcamiento
que tiene a continuación,
y los niños pudieron recuperar su propio espacio protegido por la obra
de arte que lo rodea.
Con el paso del el tiempo, mis murales han ido cambiando de forma. "Las
serpientes del Arco Iris"
cubren la totalidad del edificio; solamente la cola se adhiere obstinadamente
hacia un espacio más allá
como si quisiera apuntar a algo nuevo. Ese 'algo' puede ser visto en 'The
Criket',
la pintura está puesta sobre el edificio como una forma independiente
que se mueve fuera de las líneas del edificio en varios lugares.
Para mí las ciudades son cuerpos vivientes con manzanas, barrios, torres
e iglesias como puntos de acupuntura.
Las vías de agua son sus arterias, los pasos y caminos aportan conexión
y movimiento.
Como todo cuerpo vivo es importante cuidar la salud de la ciudad y la calidad
de vida de sus habitantes.
En el caso de mis murales pretenden ser una inyección de color y libertad.
Patries van Elsen.
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